Dra. María Elena Ravelo, Neurólogo Pediatra
La enfermedad COVID-19 producida por el coronavirus, especialmente el síndrome respiratorio agudo severo tipo 2 (SARS-CoV-2), se propagó rápidamente por todo el mundo desde Wuhan, China, y se declaró pandemia en marzo de 2020. Si bien la mayoría de las personas afectadas son adultos, también se puede presentar en niños y adolescentes, en su mayoría con un curso leve, o incluso de forma asintomática, pero ocasionalmente con una evolución grave o incluso letal. La enfermedad por coronavirus-19 (COVID-19) puede manifestarse no sólo con síntomas respiratorios, sino también con diversas afecciones multisistémicas, incluido las complicaciones neurológicas.
La enfermedad COVID-19 grave es menos frecuente en niños que en adultos, sin embargo, al menos dos consecuencias a largo plazo ocurren después de la infección por coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV-2) en niños: síndrome inflamatorio multisistémico (MIS-C) y COVID prolongado. Ambas consecuencias pueden aparecer incluso en pacientes asintomáticos. MIS-C es una condición donde diferentes partes del cuerpo se inflaman, ocurre en menos del 0.01% de los niños infectados y requiere cuidados intensivos en la mayoría de los pacientes. COVID persistente es una condición multisistémica heterogénea para la cual aún no existe una definición precisa e incluye signos y síntomas que persisten, se desarrollan o fluctúan después de la infección por SARS-CoV-2. En octubre de 2021, la OMS propuso una definición clínica para post-COVID-19 a través de un consenso Delphi que establece que generalmente ocurre tres meses desde el inicio de COVID-19, con síntomas que duran al menos dos meses y no pueden explicarse por un diagnóstico alternativo . El 2 de febrero de 2022, el Instituto Nacional para la Excelencia en Salud y Atención (NICE, por sus siglas en inglés) publicó una guía que define la COVID-19 prolongada como signos y síntomas que continúan o se desarrollan después de una COVID‑19 aguda. Esto incluye COVID-19 sintomático en curso (de 4 a 12 semanas) y síndrome post-COVID-19 (12 semanas o más). Otras organizaciones, como los Institutos Nacionales de Salud (NIH), también definen la COVID prolongada como síntomas post-agudos después de 4 semanas.
En un estudio de investigación realizado en 55 hospitales de EEUU, entre el 15 de diciembre de 2020 y el 31 de diciembre de 2021, sobre una serie de pacientes informados a la vigilancia de salud pública y hospitalizados con enfermedades relacionadas con el SARS-CoV-2 , se obtuvieron 2168 pacientes , 58 % varones, con edad media, 10,3 años, y 1435 hembras para un 66%, que cumplieron con los criterios para MIS-C y 476 (22 %) tenían compromiso neurológico documentado. Los pacientes pediátricos con afectación neurológica frente a sin afectación eran mayores (mediana de edad, 12 frente a 10 años) y con mayor frecuencia tenían trastornos neurológicos subyacentes (107 de 476 [22 %] frente a 240 de 1692 [14 %]). Entre aquellos con afectación neurológica, 42 (9 %) desarrollaron afecciones agudas potencialmente mortales relacionadas con el SARS-CoV-2, incluida infección/desmielinización del sistema nervioso central (n = 23; 15 con encefalitis posible/confirmada, 6 meningitis, 1 mielitis transversa , 1 leucoencefalopatía no hemorrágica); ictus (n = 11); encefalopatía grave (n = 5); edema cerebral agudo fulminante (n = 2) y Síndrome de Guillain-Barré (n = 1). Diez de 42 (24%) sobrevivieron con nuevos déficits neurológicos al alta y 8 (19%) fallecieron.
Los resultados mostraron que el compromiso neurológico relacionado con el SARS-CoV-2 en niños y adolescentes hospitalizados por COVID-19 o MIS-C en 2021, generalmente progresó hacia la mejoría, pero requirió un tiempo de hospitalización. La infección/desmielinización del sistema nervioso central, representó una mayor proporción de afecciones potencialmente mortales, y la mayoría de los pacientes elegibles para la vacuna no estaban vacunados.
El gran reto asumido por las comunidades científicas y la ciencia médica ha sido el desarrollar tratamientos apropiados para el control de la infección como también el desarrollo de vacunas para evitar las complicaciones. Si bien en los primeros años de la pandemia el enfoque principal estaba dirigido a la fase agua de la enfermedad, la persistencia de algunos síntomas y signos de afección a largo plazo, ha motivado al mundo médico a realizar investigaciones y llevar el seguimiento adecuado a estos pacientes con un abordaje integral que permita resolver en poco tiempo las complicaciones. La vacunación contra la COVID-19 puede prevenir algunas complicaciones neurológicas relacionadas con el SARS-CoV-2 por lo cual es importante educar a la población en general sobre las ventajas de la misma tanto en adultos como en los niños o adolescentes.
Referencias Bibliográficas:
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